martes, 6 de noviembre de 2012

Boletín No. 8 del 5 al 10 de Noviembre de 2012

Lunes 5 de Noviembre de 2012
Boletín No. 8 del 5 al 10 de Noviembre de 2012

ANÁLISIS
Clara L. Placencia Ordóñez

Juicios y persecuciones a políticos y altos funcionarios gubernamentales alrededor del mundo 

En los últimos días se ha sabido de una sentencia de un año de prisión al ex mandatario italiano, Silvio Berlusconi, por razones distintas a lo actuado en su gobierno, pero investigado a fondo por toda la importancia de Berlusconi. No fue penado por sus aventuras y aparentes abusos de autoridad, sino por una evasión de pagos al fisco años atrás en una de sus empresas.

En el Ecuador de los últimos cuatro años se ha visto una ligera disminución en el número de altos funcionarios gubernamentales sentenciados a prisión, pero tenemos por ejemplo el caso reciente del ex asambleísta por SP –Sociedad Patriótica-, Fernando Balda, quien fue sentenciado a dos años de prisión por el delito de injurias. Vivió en Colombia los últimos dos años, pero fue traído por agentes policiales ecuatorianos a enfrentar el juicio en Ecuador en octubre pasado.

Aunque las investigaciones a funcionarios en ejercicio siempre se dan en cuanto al enjuiciamiento liderado por los asambleístas en las distintas comisiones y en particular en la Comisión de Fiscalización.

Estos dos primeros casos, de Berlusconi y Balda no se asemejan en el tipo de delito por el que están siendo juzgados, pero tienen en común que son personajes públicos que cumplieron funciones en el gobierno de sus países.

En Ecuador y otros países una causa común de enjuiciamiento a ex funcionarios, es el delito de enriquecimiento ilícito o peculado, que consiste en aprovechar del cargo que desempeñan para sacar por ejemplo una tajada de dinero en los contratos que manejan asignando los contratos públicos al contratista que les va a dar una parte, o los desvíos de fondos de un organismo estatal en el que laboraren, u otro provecho por el cual acaben abusando de sus funciones para enriquecerse con dinero que no está asignado a ellos.

Tenemos dos ex presidentes auto-exiliados; a saber: Gustavo Noboa y Abdalá Bucaram. Asimismo teníamos a Jamil Mahuad, ex Presidente de la República en el exilio por años; auto exiliados lógicamente para escapar de las sentencias de prisión que pesaren sobre ellos. Teníamos también al ex Vicepresidente del gobierno de Sixto Durán Ballén, Alberto Dahik, acusado por mal manejo de fondos de la partida presupuestaria de gastos reservados en el año 1995.

En mi opinión un juicio con sentencia que termina en prisión o fuga, hace efectos más graves en la vida de la persona que ninguna injuria calumniosa, puesto que un país entero verá con malos ojos a ese funcionario durante un buen período de tiempo. Con respecto a lo cual,  yo creo estar en lo correcto al pensar que estos funcionarios no se merecen tener ese derrotero, pues además la mayor parte de veces no son totalmente responsabilizables de lo sucedido, pues sus acciones no pueden llegar a regular todo lo que sucede en su jurisdicción, o son a veces pequeñas fallas que terminan magnificándose al extremo.

Aparentemente un político o funcionario de alto nivel (por ejemplo un Juez, un Ministro de Estado o un Asambleísta) puede evitar cometer errores en su gestión, y ejercer libremente su trabajo, y al parecer no debería ser amenaza para nadie que desee actuar correctamente, pero en realidad cualquier funcionario importante que empiece a hacer cosas que toquen los intereses de otras personas, sea actuando pegado a la ley, o incluso actuando con errores inintencionados a veces por falta de capacidad y de estrategia de gobierno de su área respectiva  o de habilidad y libertad para controlar, será investigado y perseguido si se hallare sustento.

Pero este sustento resulta ser un sustento macabro a veces y habría que conocerles para saber que en realidad no han cometido faltas mayores.

Una persona que ha llegado a ocupar estos altos cargos generalmente es alguien que se ha desempeñado sobresalientemente la mayor parte de su vida; alguien que ha estudiado, formado familia, y tenido un desempeño notable o brillante en todas sus ocupaciones, o si no, revisemos sus hojas de vida…
Parecería inocente decir todo esto o demasiado obvio. No se puede decir que se debe pasar por alto un asalto a los fondos de las instituciones de cuyas gestiones se hallan encargados sabiendo todos que esos fondos son propiedad de todas las personas, pero hállese una solución a esto porque a los juicios por  injurias y los peculados* los vamos a ver continuar ocurriendo.

O que le digan entonces a los candidatos a desempeñar una función importante en una  cartera del estado: esta institución tiene todos estos bemoles y empleados, estos son los riesgos para usted. Pues nuevamente puedo afirmar con certeza que cualquier persona que no vaya a hacer una labor mediocre, hasta por las simples envidias humanas y ciertamente más aún si afecta intereses de cualquier clase –políticos, económicos o personales- de alguna persona importante, será perseguido por alguien.

* PECULADO

Esta idea puede resultarles polémica a los lectores, pero la pongo en el tapete de la discusión como una posible estrategia para este o para otro país listo para algo así.

En algunos países, como los Estados Unidos EUA, es posible ver a un gobernador o alcalde percibiendo un porcentaje de participación por un contrato otorgado a un contratista a modo de comisión, lo cual no tiene nada de malo si se lo ve como una venta, pese a la posición aventajada del alto funcionario.

Es una forma natural de percibir parte de la vida de lo que está haciendo en sus labores, por más que además casi todo lo que haga no tenga pagos extra, sino su dedicada labor de servicio bien hecho.

No por nada es dicho país un lugar de crecimiento, libertad, prosperidad y liderazgo. Muchas veces se ha hablado de la gran Constitución y las bien hechas leyes de este país, de modo que no es mala idea seguir su ejemplo para algunas prácticas ajustables a la realidad de otros países.

Esto está bien porque, si bien mientras la ley lo prohíba no se lo debe hacer, es un sentimiento correcto del ser humano el querer una pequeña recompensa cuando su trabajo es mucho más grande y valioso de lo que está percibiendo de remuneración, sentir inintencionadamente el dolor de en medio de su pobreza, o la dureza que le impone su trabajo, dado que algunas labores son un verdadero aporte de la persona, no percibir algo mínimo a cambio.

No confundir que no estoy diciendo que está bien robar; más bien lo que digo es que desde un punto de vista del equilibrio de fuerzas espirituales naturales, o apegado a la ciencia, desde el punto de vista de lo que menos lastima, es deseable y ‘normalizante’ e cuanto al equilibrio de la afectividad interna de un ser humano, cuando no se está reconociendo con una remuneración suficientemente holgada para permitirle retribución por su aporte al mundo, que haya más compensación, lo que incluso incidiría en que sea más desinteresada e imparcial la elección de, por ejemplo, el contratista, pues elija a quien elija percibiría una recompensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario